Bernd y Hilla Becher comenzaron, a finales de la década de los cincuenta, a fotografiar, con una idea constante, construcciones industriales abandonadas que habían servido para extraer, producir o almacenar materias primas como agua, gas, carbón., etc., que estaban desapareciendo.
Siempre la presentaban de la misma forma: aisladas de su entorno, con tomas frontales, centradas, sin distorsiones ni deformaciones con un cielo plano; es decir, son fieles a un método de trabajo.
En un principio, su trabajo fue muy cuestionado cuando, en 1979, se publicó su primer foto-libro. Los críticos no consideraban su trabajo como una obra artística, sólo valoraron su trabajo disciplinado; posteriormente, se les reconoció un paralelismo con el arte conceptual y con el minimalismo. Sin embargo, los Brecher no tienen la consideración de estar haciendo arte conceptual. Lo que sí parece es que a partir de su obra, es posible hacer arte conceptual.
Sus fotografías no enseñan su contexto, ni proporcionan información sobre otros momentos, no explican ni interpretan los objetos, la idea es simple y en su trabajo, además de su profesionalidad, quizás tenga bastante importancia el hecho de estar implicados afectivamente con los objetos que fotografían ya que, en un principio, comenzaron a trabajar en la región en la que Bernd había pasado su infancia.
Sin tener grandes pretensiones, Bernd y Hilla Becher llegaron a ser grandes maestros de la fotografia.
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